Así que en 1927 fundó lo que entonces era solo un pequeño astillero en Viena.
Con el combustible de la pasión, Frauscher creció rápidamente. Divirtiendo y divirtiéndose, innovando y experimentando con nuevas formas de interpretar y vivir el mar y los barcos: de vela, de motor... ¡eléctricos!
Ideas. Esto eran. Ideas maravillosas. ¡Tan únicas, innovadoras y desconocidas que parecían venir directamente de un futuro lejano y excitante! Engelbert y su equipo, su familia, las transformaron en realidad.
Hoy en día su empresa sigue existiendo, transmitida de generación en generación. El éxito, el progreso tecnológico y el cambio generacional lo han cambiado, pero la chispa que lo animó originalmente permaneció invariable. Esa mezcla de pasión y curiosidad que hace más de 70 años llevó a la experimentación de las primeras embarcaciones eléctricas a motor, hoy sigue alimentando a los profesionales y artesanos que trabajan allí diariamente. Así, cada año surgen nuevas ideas en sus astilleros: innovadoras, respetuosas con el medio ambiente, capaces de sorprender, que hacen de Frauscher una empresa pionera en tecnología y eco sostenibilidad.
Sobre todo, Frauscher se dedica al mismo trabajo de antaño: construir emociones.